Entro en casa de mis padres y encuentro a mi próximo compañero de viaje (así resulta mucho más divertido...) desmontando su bici para, posteriormente, continuar con la mía e introducirla en esos pocos metros cuadrados fabricados de cartón que las transportarán hacia Sevilla. Miramos las cajas que nos han prestado y pensamos que no hubiera ido mal ensanchar algunos centímetros por cada lado...Observo mi bicicleta, que aún entera y libre de polvo, barro y bien engrasada, emerge reluciente dentro del garaje y le doy las gracias por acompañarme en tantas travesías pasadas y en tantas otras por descubrir.
Una rueda fuera, el manillar descolgado, el sillín solitario y los pedales bien amarrados...así acaban las bicicletas en la lúgubre caja, selladas con cinta blanca y un cartel escrito por mi mano donde se lee: "Dirección: C/Rodrigo de Triana, Sevilla"....Y es en ese preciso momento cuando pienso.."Virginia, ya no hay marcha atrás..." (creo que tampoco lo hubiera preferido...).
Nos quedamos mirando el objeto grande y recogido de cartón y nos decimos mutuamente: luego habrá que montarlas de nuevo...Pero mi padre tiene fama de ser un manitas, y lo corrobora día a día...así que realmente no me preocupo en volver a montarlas, siempre y cuando no asiente mi trasero en un manillar ni mis manos agarren a un sillín...
De vuelta a casa vuelvo a repasar los enseres necesarios para la ruta: vestuario de bicicleta, muda para después de las etapas, crema solar, saco de dormir, neceser, material de curas, cámara de fotos...y los nervios afloran y el corazón se acelera. Pero ese latido más marcado sólo me muestra la ilusión que tengo por caminar (en tema metafórico, que nadie olvide que vamos sobre ruedas...) por esos senderos desconocidos, por conocer mi/nuestra capacidad física y psíquica y observar mi parte más emocional al lado de mi padre. Espero que no me desherede después de este viaje...jaja.
Después de unas respiraciones profundas parece que el latido vuelve a su ritmo normal, pero aún quedan tres días para la partida, en las que voy a necesitar una caja llena de tranquilidad...Nos toca descansar, relajar el cuerpo y la mente, llenar nuestros músculos de energía a través de una correcta alimentación y soñar en esos caminos que dentro de nada, serán realidad.
Virginia.
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