lunes, 17 de junio de 2013

15. La despedida...reflexión final.

  Viernes 14 de Junio. Etapa: Astorga-Barcelona (842 Km).
  El murmullo de los peregrinos, que ya empiezan a calzar sus botas, nos despiertan en este viernes tranquilo y soleado. Aunque nosotros ya no tenemos prisa por levantarnos de la litera, hay que dejar libre la habitación, para que, después de asearla, puedan ocuparla los nuevos peregrinos que aparecerán en unas horas. Guardamos el equipaje en una sala del albergue y vemos desfilar a los caminantes con sus grandes mochilas, sus bastones y sus conchas nacaradas símbolo de protección para el Camino, preparados para recorrer otra nueva y misteriosa etapa. Me entra la nostalgia cada vez que nos miran y nos desean buen camino, y me dan ganas de subirme a la bicicleta y perderme de nuevo entre senderos de luz y caminos de tierra...Así que, con el rostro algo melancólico, desayunamos café con leche y churros en un bar céntrico . Tenemos todo un día para nosotros y cada uno se pierde en la ciudad hasta la hora del piscolabis. Yo aprovecho para escribir un relato, pasear por las callejuelas sombreadas y tomar otro café en la terraza de un bar. Mi padre conversa con un hombre mayor que le narra su vida en pocas frases y que intenta hablar con los peregrinos procedentes de Holanda ya que le recuerdan a su juventud, cuando trabajaba allí y que no hacía mucho tiempo, se había reencontrado en esta ciudad a un antiguo compañero, y se emocionaba al recordarlo...
   Entramos en una pizzería, donde entre un vino tinto, una lasaña vegetal y una pizza, los dos cicloturistas hablamos sobre la Vía, sobre las etapas más bonitas, sobre como ha ido cambiando el paisaje, el acento distintivo de la gente a medida que traspasábamos provincias; los recuerdos que perduran en las personas añiles y la diferencia entre el Camino Francés de Santiago y la Vía de la Plata (que según mi padre es más bonita esta última, y más dura...). Y me habla de un poema que, en resumen, habla sobre la llave que abre la puerta de la felicidad, que intentamos siempre buscarla fuera, sin darnos cuenta que la tenemos en lo más profundo de nuestro corazón. Y los ojos se me entelan y la lágrima cae por la mejilla al escuchar recitar tan bello poema de la boca de mi padre.
Y nos proponemos realizar el Camino de Santiago Sanabrés para otro año y acabar en Finisterre, en el fin del Mundo. Y ya imagino espitosa las rutas y los días de aventura ciclista.
  Volvemos al albergue para trasladar las bicicletas a la estación de autobuses y embalarlas para ser transportadas, y en la entrada sentado, un peregrino hace sonar las cuerdas de su guitarra y de su voz, con bellas melodías que no puedo evitar acompañarlas con un ligero silbido. Y se sienta con nosotros en una mesa y delante de mí canta "Leazinho" de Caetano Veloso, y mis emociones vuelven a estar a flor de piel. Nos despedimos de él, del albergue y nos encaminamos a la estación. Y la espera se hace algo larga y a la vez corta porqué al día siguiente ya despertaremos en Barcelona, con otras rutas y obligaciones que acatar. Pero siéntome satisfecha por el viaje realizado, por estos días alejada de la rutina y acariciada por la novedad, el desenfreno, la libertad y la experiencia. Y os aconsejamos a todos esta maravillosa Vía que no os dejará indiferentes.
 Sentada en el autobús y mirando tras los cristales el cielo aún clareado, pienso que el Camino no ha llegado a su fin, sólo ha sido el fin de una etapa, y hay que cerrar ésta para que puedan entrar muchas otras. Y recuerdo las palabras de Saramago al escribir que, "El viaje nunca acaba; el final de un viaje sólo es el inicio de otro".  Y entonces mi mente divaga imaginando ver cuál será mi nuevo viaje, mis nuevas tierras, mi nuevo cielo, mi nuevo horizonte...
 
 
Gracias a todos por vuestros ánimos día tras día.

sábado, 15 de junio de 2013

13. En la bifurcación Ourense-Astorga.

  Miércoles 12 de Junio. Etapa: Granja de Moreruela-Benavente-Alija del Infantado (54 Km).
  En este primer primer y pequeño pueblo está el cruce de caminos que llevan a Santiago. Siguiendo hacia Astorga se enlaza con el camino francés y por Ourense, con el sanabrés. Así que dejamos este último para otro año y seguimos hacia Astorga (final de la Vía de la Plata) por el camino paralelo a la N-630. Desde Salamanca el paisaje ya no es tan verde y los caminos son más monótonos y planeros, pero aún así los atravesamos con la misma ilusión y desenfreno. Las señales hacen que crucemos varias veces la carretera, pasando por los distintos pueblos que se van presentado a nuestro paso. Un pequeño sendero está tan crecido de vegetación que apenas podemos pasar con las bicicletas y llegamos a su fin cubiertos de ramaje por casi todo el cuerpo. Cuando nos desprendemos de él, seguimos pista ancha indicada por los mojones de piedra, cruzando el río Esla por un largo puente de piedra, hasta llegar a Benavente.
  De nuevo las señales se ocultan en la gran ciudad y aprovechamos para dar un bocado. Ya que sería en vano realizar kilómetros intentando encontrar las flechas, decidimos seguir la carretera hasta el próximo pueblo que marca la guía y desde allí enlazar con el Camino. Pero tras pocos metros tenemos la suerte de situarnos en otro caminito, que en su mayor parte circula paralelo a la carretera.
En el pueblo de Villabrizano nos detenemos sorprendidos por unas especies de cuevas que parecen ser minúsculas casas deshabitadas. Mi padre comenta que deberían ser casitas antiguas, entradas en la tierra, ya que también disponen de chimenea. A mí me recuerdan al poblado pitufo pero en versión rural, y me río al imaginar a Gargamel saliendo por una de las puertas. Con las fotos de rigor tomadas, vamos restando los 15 Km que nos alejan de Alija del Infantado, transitando por una carretera sin apenas tráfico, cruzando un bonito puente romano decorado con flores rojas y llegando por un sendero de tierra al fin de la etapa. Por el camino nos hemos preguntado qué sería de José, de Alejandro, de Terra, Óscar, los franceses, italianos, de Rafa...y de todos los caminantes que hemos conocido durante el trayecto. Seguro que siguen con el corazón firme dando pasos agigantados, descubriendo parajes armoniosos al igual que nosotros, anotando anécdotas y tachando los días que les faltan para llegar a Santiago. Desde aquí les deseamos un buen camino...
 En el "Bodegón de Ozeniego" que también es albergue, nos reciben con gran amabilidad. Somos hoy los únicos peregrinos y aprovechamos para conversar con los dueños, que nos explican historias de otros caminantes y también como están "arreglando" la Vía de la Plata en este tramo para que resulte más cómoda y transitable y con mayor número de albergues (o más habilitados). Con una rica y abundante cena nos despedimos de ellos, que nos dejan solos en el grande bodegón, con la tranquilidad que cubre este lugar alejado del pueblo por un kilómetro.
 Más antes de dormir, dejo que la brisa acaricie mi cara y mis pensamientos, con el Sol aún decreciendo acompañado de un silencio apaciguador y rememorizo el día de Zamora sentados en la plaza decidiendo si continuar la Vía...y concluyo que no podía haber elección ninguna, que ya estaba decidido antes de partir, aunque no lo supiéramos. Que como nos dijo Jose (el dueño del bodegón), tú no haces el camino, el camino te hace a tí...Y el Camino quiso que continuáramos pedaleando encima de él, sumando quilómetros, etapas, vivencias y cargando las alforjas de satisfacción.

viernes, 14 de junio de 2013

12. Nuestra última etapa, Zamora...o no

  Martes 11 de Junio: Etapa El Cubo de la Tierra del vino-Zamora- Granja de Moreruela (73.6 Km).
  Hoy las sábanas se nos han pegado un pelín, y es que pensando que es nuestra última etapa nos hemos relajado más de lo normal...Desayunamos a ritmo veloz y con sabor a pan con chocolate y avellanas "Valor"  (manjar exclusivo para ciclistas) y emprendemos la Calzada paralela a la vía férrea, que en su primer tramo está embarrada, por lo que mis piernas van moteándose de tierra mojada en cantidad directamente proporcional a la velocidad de las ruedas de mi bicicleta. Ya con tierra libre de humedad, ascendemos minuciosamente por campos de vid y trigo y mirando hacia el frente, observo como el camino se une con el cielo en su punto más lejano y retrato al instante esta linda postal en mi cámara fotográfica. La gran cantidad de arena que se presenta al momento hace perder nuestro equilibrio por lo que arrastramos las bicicletas por el curioso escenario...y esto es lo bonito del camino, el no saber que tierra pisarás, en que entorno te encontrarás, si rodeados de encinas, de olivas o de viñedos, con sol o con lluvia. Pero sea el decorado que sea, tú eres el actor que va recorriendo y proyectando esa película día a día, kilómetro a kilómetro, etapa a etapa.
 La guía nos recuerda que nos faltan unos 20 Km para Zamora y el latir se acelera. Ya en tierra firme y a unos metros por delante nuestra, un peregrino camina solitario y al volver la cabeza hacia atrás, es Rafa quien se descubre. Así que nos fotografiamos según lo pactado, nos deseamos buen camino, un "hasta pronto" y continuamos el pedaleo. Nos detenemos en unos monolitos gigantes con escritos peregrinos y de pronto me veo sumergida en  "Odisea  2001" de Kubrick...El cuentaquilómetros resta menos de 2 Km para alcanzar Zamora. Paro la bicicleta, busco la música en mi móvil y hago que suene "Cycling trivialities" de José González, esa canción que me da tanta energía así como buenas vibraciones... y a medida que la canción avanza, el camino se acorta y las letras hacen que recuerde el esfuerzo de estos días y la satisfacción de haberlos creados, sin evitar emocionarme.
  Sentados en un bar de una plaza de la gran ciudad, nos abrazamos y brindamos por la meta, por el viaje y sonreimos sin cautela. "Esto ya ha terminado", decimos, y saciamos el hambre con una combinación fulminante de bocadillo de queso zamorano y pan con más chocolate...Pero ambos tenemos una sensación extraña, como que no nos creemos que el camino finalice ya. Y le digo a mi padre "Cuánto queda para llegar a Astorga"  "Pues unos 100 Km","Y cuánto tardaríamos, dos días?", "Sí, más o menos; por qué, es que quieres seguir??", "Es que si nos quedamos aquí es como dejar incompleta la Vía de la Plata","No sé, tú eres la que tiene que regresar para trabajar, piénsalo"..Miramos autobuses Astorga-Barcelona, con salida el viernes tarde...Llamamos a mi madre y le comentamos que no podemos parar de pedalear y que vamos a completar la Vía hasta Astorga...Así que con un frenesí en todo el cuerpo, nos subimos al sillín y empezamos a devorar de nuevo el Camino con la ilusión del primer día. Las piernas van a un ritmo frenético y pensamos qué es lo que tendría el queso y el chocolate para acelerar tanto nuestro metabolismo (gracias señor Valor). Por la carretera pasamos algo de miedo, pero después de 13 km encontramos la pista de tierra que nos agranda aún más, disfrutando del paisaje, que aunque es ya más monótono, nos parece perfecto para transitarlo. Después de pasar Montamarta, rodeamos el embalse Ricobayo cruzando un puente y continuamos por la tierra paralela a la nacional, descendiendo lentamente hasta llegar a la Granja de Moreruela, fin de la etapa diaria. Pueblo muy solitario, "partido" por la mitad por la carretera, donde nos refrescamos con una cañita y nos preparan un plato de pasta riquísimo.Y nos percatamos que ha sido nuestra motivación, nuestro corazón y nuestras ganas de pedalear lo que nos ha acelerado el metabolismo y ha hecho que continuemos caminado por la senda de la Plata.
 Y si  me permitís, para finalizar el relato de hoy, transcribo una pequeña parte de los escritos del monolito:
" ...Porque la verdad de las promesas es siembra amorosa, destellos del ser, que espera y necesita el mundo nuevo, solidario y en paz. Deja aquí peregrino la promesa, y sea cual sea tu andadura, habrás hecho camino antes de llegar".

miércoles, 12 de junio de 2013

11. Y en el horizonte,Salamanca

  Lunes 10 de Junio. Etapa: Morille-Salamanca-El cubo de la tierra del vino (54 Km).
  En el pequeño albergue de Morille también se hospedan dos peregrinos más,uno de ellos japonés, que con la primera estela de luz reinician su Camino. Nosotros aprovechamos para dormir algo más y con el Sol a media asta nos adentramos en pista de tierra, donde nos rodean unos árboles muy curiosos que a mi parecer parecen estar sacados de una película de Tim Burton. El camino sigue entre dehesas, donde vamos abriendo y cerrando vallas y donde ahora las vacas que lo habitan ya no me asustan (claro, eran de pastoreo...). Después de cerrar la sexta y última valla y desde un alto, divisamos por primera vez Salamanca en el horizonte y nos deslizamos velozmente hasta entrar en campos enormes de trigo. Nos cruzamos con uno de los peregrinos del albergue y mi padre y yo nos preguntamos dónde estará el japonés, porque ya llevamos más de 15 Km y no aparece. Y con risas llegamos a la conclusión que está escondidoentre el trigal...El caminito asciende suavemente hasta llegar a una cruz que nos ofrece una vista panorámica de lo recorrido y de lo que queda por recorrer aún. Así que enfilamos la bajada y entramos a Salamanca y por un pequeño caminito vemos al japonés y corremos detrás de él diciendo "chinito te hemos pillado!!"...y con unas carcajadas nos fotografiamos con la Catedral de Salamanca a nuestra espalda. El hambre aprieta y nos comemos unas ricas empanadas que nos llenan de energía para continuar la etapa.
  Salimos por la bella ciudad por la carretera, tan aburrida como siempre, pero que dejamos en breve para pedalear por camino de tierra paralelo a la N-630. Atravesamos varios pueblos y el camino nos parece bastante monótono. Las constantes subidas y bajadas por camino ancho, y acompañadas de un Sol quemante, se hacen interminables hasta llegar por fin al Cubo de la Tierra del Vino. Una larga ducha nos desprende del sudor, paseamos por las calles del pequeño pueblo y nos refugiamos en el albergue, comentando que al día siguiente llegamos a Zamora, punto final de nuestro viaje y de nuestra aventura ciclista y no podemos evitar reflejar una pequeña tristeza...
  Mientras ceno entablo conversación con Rafa, peregrino cordobés con etapa final en Santiago, donde nos explicamos anécdotas del Camino, compartimos pequeñas visiones de la vida y pactamos hacernos un fotografía si nos encontramos por el Camino. 
  Y cierro los ojos recordando todos los días pasados y con una sonrisa en el alma me quedo dormida dentro de ese saco que ya poco le queda por cobijarme...

martes, 11 de junio de 2013

10. Y los ánimos vuelven a estar en la cima, cómo si no...

  Domingo 9 de Junio. Etapa: Calzada de Béjar-Fuenterroble de Salvatierra-San Pedro de Rozados-Morille (54.4 KM)
  El despertador suena sobre las 6:30 y parece que el antiinflamatorio y el masaje han hecho efecto ya que mis piernas no están tan fatigadas. El día amanece de nuevo nublado y como la lluvia amenaza protegemos el equipo. Mis ánimos de nuevo están en lo alto, y es que encontrarte con personas de tal calibre por el camino y encima que un italiano prepare pasta para cenar....levantan el ánimo a cualquiera! Mi padre está tan fresco, y lo admiro por ello...ya me gustaría llegar a su edad con esa energía que remueve Caminos!! Nos deslizamos por la carretera y a pocos metros enlazamos con el camino que mojados nos dejan los pies. Salimos de nuevo al asfalto y la lluvia cae en nuestros impermeables, acompañado de un frío que nos cala y hace taparnos como nunca. Cómo ha variado el tiempo en tan pocos días! Menos mal que el Sol nos está dando un poco de tregua...El camino ahora es de tierra y pasamos por un arroyo cargando las bicicletas de nuevo...y con tanto frío paramos a tomar un buen café caliente.    De nuevo asfalto y en contínuo ascenso donde el "molinillo" se hace protagonista de nuestro pedaleo. 
  Adelantamos a nuestros compañeros caminantes que han madrugado más que nosotros y nos volvemos a desear buen camino. Finaliza el pesado asfalto y el entorno nos envuelve de tierra y prado verde, con unos cochinillos inmensos que deberían estar preparados para la matanza...Y con este paraje tan divertido llegamos a Fuenterroble, donde tras unos cuantos Km por tierra transitable y adentrandonos en fincas, llegamos a Navarredonda, donde sin previo aviso nos vemos enfilando un largo ascenso cubierto de piedras imposible de bicicletear, así que no nos queda más remedio que empujar de nuestras niñas durante aproximadamente 45 min hasta alcanzar la cumbre llamada "Pico de la Dueña y cruz de Santiago".  El esfuerzo ha merecido la pena porque al volver la vista hacia atrás se abre ante nosotros una vista espectacular que nos deja boqueabiertos...y nos quedamos contemplando tan hermosa belleza hasta que decidimos descender. Enfilamos la bajada con mucha precaución, ya que las piedras adornan con esmero el camino, hasta que planeamos por una llanura repleta de margaritas blancas y más flores condecoradas con una frondosa vegetación que nos obliga a tomar varias fotografías. 
  Y como grandes bicivoladores (gracias triple jota por el adjetivo) nos embalamos por la fuerte bajada asfaltada hasta convertirse de nuevo en tierra hasta Morille. Pueblecito de encanto donde los dueños del bar Isa nos acogen con gran hospitalidad, nos preparan un rico menú y me prestan su portátil para que pueda escribir mis relatos. Y como es domingo y el sábado me perdí mi partida de futbolín, acabo echando unas partidillas con los del bar... Que sencillo es hacer sonreír a la gente y más aún después del cansancio de una jornada deportiva....Ojalá siempre perdure la bondad y amabilidad entre todos nosotros...

domingo, 9 de junio de 2013

9. Y con 410 Km recorridos hasta la fecha, continuamos el camino....

  Sábado 8 de Junio. Etapa: Carcaboso-Aldeanueva del Camino-Calzada de Béjar ( 60.3 Km)
  Después de un sueño reparador, aunque no continuo, cargamos energía con un buen desayuno y salimos de Carcaboso con 410 Km cargados a la espalda, los que marca el cuenta desde el día 2 de Junio que empezamos el Camino y pensamos felizmente que no vamos nada mal...
  Salimos siguiendo las flechas amarillas y pedaleamos por carretera asfaltada, ya que por el Camino leemos que hay que atravesar un tramo con varias lindes de piedra, y que no es apto para bicicletas. Así que hacemos caso de las indicaciones de la guía y tras varios km pisamos tierra gris hasta juntarnos de nuevo con el Camino, que aparece como un hermoso sendero. Y de nuevo aparecen unos árboles muy llamativos para treparlos. Esta vez inicio yo la trama, y con cuidado de no torcerme ningún pie, subo a lo alto del árbol para quitarme esas ganas que me habían quedado después de haberlo visto hacer a mi padre en días anteriores. Y claro, como a él le encanta trepar, pues coge la tanda y se enfila en otro...Y ya contentos con nuestros numeritos seguimos el sendero, intentando encontrar la flecha amarilla para confirmar que vamos por el buen camino, y que discretamente aparece pintada en una piedra. Nos adelantan 4 ciclistas que van a una velocidad bastante rápida, aunque demasiada para nuestro gusto. Pasamos por el Arco Romano de Cáparra y descendemos por senderos ahora más estrechos y algo rocosos entre vegetación, que nos ilusionan y no paramos de decir "Qué camino tan bonito". Y realmente era maravilloso...Cruzamos de nuevo un riachuelo, ascendemos por tramo de piedras, descencemos y salimos por carretera asfaltada hasta Aldeanueva del Camino, donde hacemos avituallamiento discreto.
  Y continuamos de nuevo por el asfalto, ascendiendo unos 9 km hasta Baños de Montemayor, donde pensamos en quedarnos...pero aún es mediodía y aunque nos quedan 12.5 Km de ascensión hasta el punto final de la etapa, decidimos dar el último tirón. Y subimos el Puerto de Béjar y creo que no me he sentido tan cansada como en este momento...Las piernas se doblegan y me encuentro fatigada, por lo que prefiero bajar de la bicicleta y tirar de ella a pie. Mi padre me espera a lo lejos y también decide acompañarme a pie para no dejarme atrás. Estoy anímicamente apagada y la carretera me parece tan aburrida que mi energía desciende cada vez más. Pero una vez arriba y enlazando de nuevo el camino de descenso, entre bosque y olor a verde, parece que me voy recuperando, almenos anímicamente. Y aparece una subida rocosa que hay que ascender a pie..y decido encender la música de mi móvil, forma aleatoria y empieza a sonar "Pure as snow" de MONO...madre mía, vaya subidón de energía! La que me hacía falta para finalizar este último tramo de la etapa. Y llegamos al albergue de Calzada de Béjar, una casita rural de un pueblo perdido en medio de la nada...qué paz...Y nos rodeamos de más peregrinos (italianos, franceses, una finlandesa y un chico de Mérida) con los que acabamos compartiendo cena cerca de la chimenea. Un buen plato de pasta, vino, postre y un buen rato de risas entre todos nosotros levantan el ánimo y las ganas de continuar a pesar del cansancio. Qué bonito ver a los caminantes como siguen su camino, como recorren tantos y tantos kilómetros diarios sin descanso. Como después de tanto esfuerzo, comparten risas, intereses y alegría. Y mi padre y yo nos reímos muchísimo al ver como el de Mérida les está enseñando al resto a decir "El perro de Ramón no tiene rabo...", perjurando que al final del Camino lo sabrán decir perfectamente.
  Un antiinflamatorio, un buen automasaje en las piernas con Voltarén y a esperar que a la mañana siguiente mis piernas no me fallen para seguir esta experiencia tan gratificante.

8. Y después de la calma llega la tormenta (y no está al revés, no...)

  Viernes 7 de Junio. Etapa: Grimaldo-Carcaboso (30.7 Km)
  Y no, no es que nos hayamos tirado las bicicletas por encima, hayamos discutido ni nada de eso...es que después de tantos días de Sol y calor aparece la lluvia. Cubrimos las alforjas con el impermeable, nosotros también hacemos lo mismo y con la lluvia abrimos paso a esta nueva etapa. La verdad es que no estamos tan cansados después de los 93 Km anteriores, aunque mis piernas están algo resentidas, al contrario que las de mi padre, que creo que las tiene hechas de algún material especial...
Entramos en campo de nuevo, con fincas repletas de vacas y varias cancelas por abrir (y cerrar después, por supuesto, que no queremos ser responsables de inundar la carretera de vacas). La lluvia aprieta y nos obliga a cobijarnos un rato debajo de los árboles (tranquilos, no había tormenta ni peligro que nos alcanzara ningún rayo...). Cuando afloja continuamos el camino y decido quitarme las gafas que me han estado protegiendo del Sol, los mosquitos, la arena y el polvo para notar las gotas suaves de lluvia en mi cara, que no molestan en absoluto, sino todo lo contrario. Huele a tierra y hierba mojada y a ambos nos encanta. El mismo paisaje pero con otro encanto. Pedaleamos sobre senderos estrechos, donde hacemos presencia de nuestro equilibrio encima de la bicicleta, agachando la cabeza para no golpearnos con las ramas y, a la vez, no salirnos del caminito. Y llegamos a otra cancela, pero esta vez, detrás de ella las vacas no están cercadas, están libres, son vacas bravas (de las negras)...Y a mí me entra el canguele, porqué sus cuernos son demasiado grandes y pienso que van a venir detrás nuestra a cornearnos y le digo a mi padre "Yo no paso por ahí ni de coña" y él me dice "Tú tranquila que no hacen nada si no las molestamos" "Ya, pero éstas con el ruido se ponen en medio del camino y nos acorralan" "No, tranquila, esperamos a que se alejen y en todo caso, si vienen detrás te pones detrás de un árbol, así no te pueden cornear.."...qué gran alivio padre el saber cómo tengo que defenderme de las vacas...Y con el miedo en el cuerpo (parece mentira que en la India haya pasado mil veces entre vacas con esos mismos cuernos...) tiro detrás de mi padre, a modo de protección y aprieto los pedales con más fuerza que nunca por si las moscas...pero efectivamente, las pobres vaquitas (que distinto se ve ahora...) iban a su rollo y ni siquiera tuvieron una pequeña intentona de ir detrás de dos ciclistas montañeros. Salimos de la finca y descendemos a toda velocidad por pista ancha de tierra, donde noto que mis frenos suenan diferente y pensamos que será por estar mojados...pero a medida que pedaleo no me parece que ésa sea la causa, así que mi padre, que entiende de todo, inspecciona los frenos y se da cuenta que las pastillas están gastadas...Así que no queda otra que descender más lentamente, muy a mi pesar...Enlazamos con la carretera que nos lleva a Riolobos, donde repostamos comida y donde la lluvia de nuevo aprieta, por lo que continuamos el camino antes de que sea demasiado tarde...Pero llega un momento en que apenas vemos y nos refugiamos en unos invernaderos hasta que el chaparrón disminuye y nos deja continuar. Y de nuevo en la carretera hasta llegar a Carcaboso, donde decimos finalizar la etapa, a pesar del poco recorrido, ya que el día no tiene intención de mejorar y no queremos arriesgarnos a encontrar todo el camino enbarrado y que además, nos caiga la gran tormenta. Así que nos alojamos en el Albergue Los Miliarios, muy bien equipado, limpio y con sólo un peregrino más.
 Esta parada nos irá bien para descansar y reponer fuerzas, ya que son muchos días seguidos de gran recorrido y los músculos están algo resentidos (y los traseros también). Aprovechamos para comer bien y descansar, aunque mi padre prefiere ir al pueblo de al lado (en bici, por supuesto) a comprar pastillas de freno, que las cambia sin complicación, quedando mi bicicleta lista para realizar descensos sin medida de velocidad...Yo me pierdo en el pueblecito, tomo un café y compro algo para cenar.
  Quizás hayamos perdido una etapa, pero hemos ganado descanso. Y no es que vayamos a contracorriente, todo lo contrario. Durante las jornadas vamos parando contínuamente para hacer fotos, para observar el paisaje, el camino, los animales, la vereda...No queremos llegar pronto, queremos adueñarnos de la Calzada; alguna vez a más velocidad y otras, a ritmo de paseo...Sin perder detalle...Lleguemos donde lleguemos, queremos crear recuerdo, y para crear recuerdo, hay que ir despacio,  como cocer todo a fuego lento, que es cuando las cosas saben siempre mucho mejor.
 

7. De 54.5 km a 93 y tiro porque me toca...

  Jueves 6 de Junio. Etapa: Alcuéscar-Cáceres-Cañaveral-Grimaldo (93 Km)
  Despertamos con algo de frío en un día nublado que nos obliga a ponernos la chaquetilla de manga larga para empezar a pedalear. Pisamos entonces la pista ancha de tierra, que a su vez nos deleita con tramos de arboleda formando un pasillo a nuestro pasar. Qué bonita sensación. En pocos Km un puente medieval se asoma y pasamos sobre él como si de romanos se tratase...
  Ahora el campo de pastoreo nos cubre los pies, quedando oculto esos pedales que tantas vueltas han hecho hasta ahora y no podemos evitar pararnos para retratar en la cámara ese entorno desde todos sus ángulos. Flores liláceas adornan el pasto y el contraste de colores es realmente vistoso y digno de observar. Tras pasar el siguiente puente romano (Santiago de Bencáliz) el terreno se transforma en árido y nos mezclamos con un ganado de ovejas que se asustan al oírnos pasar.
  A medida que continuamos el camino por tierra en pista ancha, escuchamos el ruido de una avioneta, miramos hacia arriba y ahí la tenemos, volando encima de nosotros...y es que estamos situados en la pista de un aeroclub de Aldea del Cano (qué bueno). Continuamos con el ruido aéreo hasta que se aleja de nuestro sentido auditivo...y ahora es el canto de un pájaro quien ocupa su lugar. Me quedo unos segundos escuchando su cantar (va en serio!) y me parece una melodía especial para este lugar...Creo que en la vida cotidiana escuchamos poco. Escuchamos más lo superficial, las palabras, el ruido de la televisión, del ordenador, del coche...pero en menor cantidad nos acercamos a lo profundo, a aquello que has de mantener el silencio para que se deje oir...aquello que realmente te da tranquilidad, te hace admirar, te hace reflexionar... Os invito a pasear por el bosque, por el mar, por aquel sitio que tanto os gusta, pero en silencio, y que descubráis que linda melodía se esconde en cada uno de sus rincones...
  Después de unos 12 Km alternando pista y carretera entramos en Cáceres (otra ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad), donde volvemos a perdernos porqué las señales no aparecen. Preguntamos a varia gente y tras encontrar la plaza de toros y algo mosqueados por la misma situación que acontece en las grandes ciudades, tomamos la carretera en dirección Casar de Cáceres, que al llegar, pasa a ser pista de tierra, rodeado de alcornoques y vacas. Pasamos varias cancelas y el terreno se encuentra en obras, por lo que tomamos un desvío. Enlazamos con la carretera ya que el camino a pie es demasiado estrecho para pasarlo en bicicleta y dejamos a mano izquierda el Embalse de Alcántara. Y pedaleando con una velocidad bastante rápida llegamos a Cañaveral...pero el albergue ya no existe...así que hay que recorrer casi 9 km más para llegar a Grimaldo. Las piernas me flojean y ya no pedaleo tan deprisa. Sigo los pasos de mi padre que va tirando sin ningún problema (qué aguante!!) y exhausta llegamos al único Albergue de Grimaldo, donde una ducha nos recupera las fuerzas, aunque mis piernas siguen fatigadas. Y nos encontramos con Martín, miembro de un equipo que está realizando una acción benéfica. Concretamente hay un corredor que desde Santiago a Sevilla está haciendo unos 70 km diarios y que a través de su página: corriendoallímite.com, se pueden comprar kilómetros y lo recaudado va para Cáritas. Lo acompaña un coche, un ciclista y un fisioterapeuta. Qué gran acción, cuánta motivación y cuánta energía!!.
  Y ya a descansar, en esa habitación tan minúscula de 4 personas, donde los otros dos ocupantes roncan demasiado y hacen que apenas pueda mantener el sueño profundo... 
 
 

viernes, 7 de junio de 2013

6. Tan frescos como el primer día (bueno, más o menos...)

   Miércoles 5 de Junio. Etapa: Torremegía-Mérida-Aljucén-Alcuéscar (54.5 Km)
  Despertamos de un sueño reparador, con las piernas algo resentidas pero la cabeza despejada y el corazón valiente para iniciar una nueva etapa. Llenamos panza y descendemos por la carretera hasta el desvío del Camino, cruzando la vía del tren (mirando a ambos lados, tranquila madre...) y observados por un grupito de pequeñas liebres que cruzan por la vía, nos adentramos en entorno verde hasta llegar a un camino que nos conduce directamente a la entrada del puente romano de Mérida (ciudad romana por excelencia de la Vía de la Plata y Patrimonio de la Humanidad). Pedaleamos sus calles, nos acercamos al Guadiana, fotografiamos sus ruinas y su acueducto y maravillados por su hermoso conjunto continuamos el trayecto (y como no, resultándonos difícil encontrar las indicaciones de salida) por vía asfaltada hasta la presa de Prosperpina, embalse artificial que rodeamos, llenándonos de tranquilidad con su agua calmada, con los rayos de Sol entrelazándose con los patos que lo nadan y la arboleda que lo afinca. Con la serenidad incrustada en el cuerpo volteamos los pedales hasta Aljucén, donde damos un bocado ya que nos esperan unos 20 km de camino solitario...Así que por el camino solano seguimos, donde mi padre, algo cansado de montar en bicicleta, se monta en los árboles...Con las risas de nuevo por estas pequeñas paradas cirquenses (o almenos a mí me lo parecen), seguimos la travesía, atónitos con la presencia de caballos salvajes y más atónitos por tener que tirar de nuevo de la bicicleta a pie por un pequeño pero rocoso ascenso. Ahora el camino es más planero, guiándonos hasta la cruz de San Juán y finalmente hasta Alcuéscar, donde nos hospedamos en la "Casa de la Misericordia de la Congregación de Esclavos de María y los Pobres" (y no es coña...), donde hay reservado un pequeño espacio custodiado por voluntarios del Camino que "rescatan" a los peregrinos de forma altruista (bueno, se aceptan donativos, como en todos los albergues públicos). Muy bien conservado y limpio y Ferran (voluntario) delicadamente amable con nosotros. Una buena ducha, un escrito en el blog, una cena rica rica y a descansar tapados con nuestros sacos de dormir.
  Desde inicio del camino nos hemos ido encontrando con más peregrinos, que aunque escasos, son suficientes para demostrarte lo que nos une entre todos nosotros. Y al desearnos "Buen Camino" la sonrisa se dibuja como acto reflejo en tu cara y, tu mochila, al igual que la de ellos, continúa cargándose de motivación, aventuras y enseñanzas inmensas.  


5. ¿ Quién dijo que 96 km no eran aptos para una etapa?

  Martes 6 Junio: Monesterio-Fuente de Cantos-Zafra-Vilafranca de los Barros-Torremegía.
  Empieza de nuevo la jornada, esta vez se inicia en la carretera asfaltada hasta el primer pueblo, donde enlazamos con la Calzada. El entorno nos vuelve a parecer precioso, con sus senderos, campo a través y flores que armonizan el paisaje. Nos topamos con un arroyo, que aunque no es demasiado grande, nos obliga a bajar de las bicicletas y cargarlas a cuestas para cruzarlo, mojándonos los pies que tan calentitos estaban...Con unas risas seguimos rodando hasta un nuevo arroyo, y de nuevo, la misma operación. Con la frescura en nuestra base bípeda llegamos a Puebla de Sancho Pérez donde hacemos un breve avituallamiento y continuamos hasta Zafra. Caminos algo más anchos nos acompañan, pasando a su vez por las vías del tren, que tan despistados nos dejan que no vemos bien las señales que nos indican el giro a la izquierda, por lo que llegamos a Zafra por otro camino. Nos costó encontrar la salida, pero tras varias vueltas de nuevo sobre la Calzada bien indicada que nos llevaría hasta Los Santos de Maimona.
  Gran casualidad, que buscando la flecha amarilla que nos indicara la dirección correcta, nos topamos con Diego Muñoz, perteneciente a la Asociación de Amigos del Camino de Santiago Vía de la Plata y colaborador de la Guía que llevamos dentro de las alforjas. Se le ve ilusionado al encontrarnos, al ver a peregrinos realizando este hermoso camino que ellos han proyectado en la Guía y muy amablemente nos acompaña hasta el siguiente punto de partida. Camino de olivos, viñas, girasoles, tierra roja en algunos tramos y un pequeño montecillo coronado por una ermita. Después de subir unos 4 km llegamos hasta Vilafranca de los Barros. Hidratarse y reponer energía, que menos que después de haber pedaleado más de 68 km. En principio este era el lugar de pararse, de pasar noche...pero empezamos a divagar "qué hacemos, continuamos?, Es bastante planero; si, pero hace mucha calor; Ya, pero son 27.6 km de camino planero; Bueno como tú veas; No, cómo quieras tú;...Y que pasa cuando se junta el hambre con las ganas de comer?, pues que con un Aquarius, unos cacahuetes y un plátano (parecemos monetes en vez de ciclistas) nos subimos a las bicis, con ese Sol que quemaba nuestra piel y nos adentramos en pista ancha de tierra, rodeada de viñedos (dice mi padre que daba la sensación que estuviéramos en Castilla la Mancha en vez de en Extremadura) con una velocidad adaptada al motor de nuestros cuádriceps, hasta que, por el bien de nuestra salud y nuestro trasero (sobretodo este último), llegamos a Torremegía.
  Ya en el Albergue "Rojo Plata" nos despojamos de nuestras ropas, nos refrescamos con una ducha que nos sabe a gloria, lavamos las prendas ya sucias de camino, y cenamos algo más avenido a personas, es decir, ensaladita, pescadito y postre.
  Si en Barcelona me hubieran dicho de hacer una etapa de más de 96 Km pensaría "¡¡esta gente está loca!!" "vosotros si eso ir tirando...", pero aquí ha sucedido...Y pienso entonces que el límite no está en el cuentakilómetros de la bicicleta, sinó en el cuentakilómetros de tu motivación personal.