martes, 11 de junio de 2013

10. Y los ánimos vuelven a estar en la cima, cómo si no...

  Domingo 9 de Junio. Etapa: Calzada de Béjar-Fuenterroble de Salvatierra-San Pedro de Rozados-Morille (54.4 KM)
  El despertador suena sobre las 6:30 y parece que el antiinflamatorio y el masaje han hecho efecto ya que mis piernas no están tan fatigadas. El día amanece de nuevo nublado y como la lluvia amenaza protegemos el equipo. Mis ánimos de nuevo están en lo alto, y es que encontrarte con personas de tal calibre por el camino y encima que un italiano prepare pasta para cenar....levantan el ánimo a cualquiera! Mi padre está tan fresco, y lo admiro por ello...ya me gustaría llegar a su edad con esa energía que remueve Caminos!! Nos deslizamos por la carretera y a pocos metros enlazamos con el camino que mojados nos dejan los pies. Salimos de nuevo al asfalto y la lluvia cae en nuestros impermeables, acompañado de un frío que nos cala y hace taparnos como nunca. Cómo ha variado el tiempo en tan pocos días! Menos mal que el Sol nos está dando un poco de tregua...El camino ahora es de tierra y pasamos por un arroyo cargando las bicicletas de nuevo...y con tanto frío paramos a tomar un buen café caliente.    De nuevo asfalto y en contínuo ascenso donde el "molinillo" se hace protagonista de nuestro pedaleo. 
  Adelantamos a nuestros compañeros caminantes que han madrugado más que nosotros y nos volvemos a desear buen camino. Finaliza el pesado asfalto y el entorno nos envuelve de tierra y prado verde, con unos cochinillos inmensos que deberían estar preparados para la matanza...Y con este paraje tan divertido llegamos a Fuenterroble, donde tras unos cuantos Km por tierra transitable y adentrandonos en fincas, llegamos a Navarredonda, donde sin previo aviso nos vemos enfilando un largo ascenso cubierto de piedras imposible de bicicletear, así que no nos queda más remedio que empujar de nuestras niñas durante aproximadamente 45 min hasta alcanzar la cumbre llamada "Pico de la Dueña y cruz de Santiago".  El esfuerzo ha merecido la pena porque al volver la vista hacia atrás se abre ante nosotros una vista espectacular que nos deja boqueabiertos...y nos quedamos contemplando tan hermosa belleza hasta que decidimos descender. Enfilamos la bajada con mucha precaución, ya que las piedras adornan con esmero el camino, hasta que planeamos por una llanura repleta de margaritas blancas y más flores condecoradas con una frondosa vegetación que nos obliga a tomar varias fotografías. 
  Y como grandes bicivoladores (gracias triple jota por el adjetivo) nos embalamos por la fuerte bajada asfaltada hasta convertirse de nuevo en tierra hasta Morille. Pueblecito de encanto donde los dueños del bar Isa nos acogen con gran hospitalidad, nos preparan un rico menú y me prestan su portátil para que pueda escribir mis relatos. Y como es domingo y el sábado me perdí mi partida de futbolín, acabo echando unas partidillas con los del bar... Que sencillo es hacer sonreír a la gente y más aún después del cansancio de una jornada deportiva....Ojalá siempre perdure la bondad y amabilidad entre todos nosotros...

No hay comentarios:

Publicar un comentario