domingo, 9 de junio de 2013

8. Y después de la calma llega la tormenta (y no está al revés, no...)

  Viernes 7 de Junio. Etapa: Grimaldo-Carcaboso (30.7 Km)
  Y no, no es que nos hayamos tirado las bicicletas por encima, hayamos discutido ni nada de eso...es que después de tantos días de Sol y calor aparece la lluvia. Cubrimos las alforjas con el impermeable, nosotros también hacemos lo mismo y con la lluvia abrimos paso a esta nueva etapa. La verdad es que no estamos tan cansados después de los 93 Km anteriores, aunque mis piernas están algo resentidas, al contrario que las de mi padre, que creo que las tiene hechas de algún material especial...
Entramos en campo de nuevo, con fincas repletas de vacas y varias cancelas por abrir (y cerrar después, por supuesto, que no queremos ser responsables de inundar la carretera de vacas). La lluvia aprieta y nos obliga a cobijarnos un rato debajo de los árboles (tranquilos, no había tormenta ni peligro que nos alcanzara ningún rayo...). Cuando afloja continuamos el camino y decido quitarme las gafas que me han estado protegiendo del Sol, los mosquitos, la arena y el polvo para notar las gotas suaves de lluvia en mi cara, que no molestan en absoluto, sino todo lo contrario. Huele a tierra y hierba mojada y a ambos nos encanta. El mismo paisaje pero con otro encanto. Pedaleamos sobre senderos estrechos, donde hacemos presencia de nuestro equilibrio encima de la bicicleta, agachando la cabeza para no golpearnos con las ramas y, a la vez, no salirnos del caminito. Y llegamos a otra cancela, pero esta vez, detrás de ella las vacas no están cercadas, están libres, son vacas bravas (de las negras)...Y a mí me entra el canguele, porqué sus cuernos son demasiado grandes y pienso que van a venir detrás nuestra a cornearnos y le digo a mi padre "Yo no paso por ahí ni de coña" y él me dice "Tú tranquila que no hacen nada si no las molestamos" "Ya, pero éstas con el ruido se ponen en medio del camino y nos acorralan" "No, tranquila, esperamos a que se alejen y en todo caso, si vienen detrás te pones detrás de un árbol, así no te pueden cornear.."...qué gran alivio padre el saber cómo tengo que defenderme de las vacas...Y con el miedo en el cuerpo (parece mentira que en la India haya pasado mil veces entre vacas con esos mismos cuernos...) tiro detrás de mi padre, a modo de protección y aprieto los pedales con más fuerza que nunca por si las moscas...pero efectivamente, las pobres vaquitas (que distinto se ve ahora...) iban a su rollo y ni siquiera tuvieron una pequeña intentona de ir detrás de dos ciclistas montañeros. Salimos de la finca y descendemos a toda velocidad por pista ancha de tierra, donde noto que mis frenos suenan diferente y pensamos que será por estar mojados...pero a medida que pedaleo no me parece que ésa sea la causa, así que mi padre, que entiende de todo, inspecciona los frenos y se da cuenta que las pastillas están gastadas...Así que no queda otra que descender más lentamente, muy a mi pesar...Enlazamos con la carretera que nos lleva a Riolobos, donde repostamos comida y donde la lluvia de nuevo aprieta, por lo que continuamos el camino antes de que sea demasiado tarde...Pero llega un momento en que apenas vemos y nos refugiamos en unos invernaderos hasta que el chaparrón disminuye y nos deja continuar. Y de nuevo en la carretera hasta llegar a Carcaboso, donde decimos finalizar la etapa, a pesar del poco recorrido, ya que el día no tiene intención de mejorar y no queremos arriesgarnos a encontrar todo el camino enbarrado y que además, nos caiga la gran tormenta. Así que nos alojamos en el Albergue Los Miliarios, muy bien equipado, limpio y con sólo un peregrino más.
 Esta parada nos irá bien para descansar y reponer fuerzas, ya que son muchos días seguidos de gran recorrido y los músculos están algo resentidos (y los traseros también). Aprovechamos para comer bien y descansar, aunque mi padre prefiere ir al pueblo de al lado (en bici, por supuesto) a comprar pastillas de freno, que las cambia sin complicación, quedando mi bicicleta lista para realizar descensos sin medida de velocidad...Yo me pierdo en el pueblecito, tomo un café y compro algo para cenar.
  Quizás hayamos perdido una etapa, pero hemos ganado descanso. Y no es que vayamos a contracorriente, todo lo contrario. Durante las jornadas vamos parando contínuamente para hacer fotos, para observar el paisaje, el camino, los animales, la vereda...No queremos llegar pronto, queremos adueñarnos de la Calzada; alguna vez a más velocidad y otras, a ritmo de paseo...Sin perder detalle...Lleguemos donde lleguemos, queremos crear recuerdo, y para crear recuerdo, hay que ir despacio,  como cocer todo a fuego lento, que es cuando las cosas saben siempre mucho mejor.
 

2 comentarios:

  1. Que bonito viaje!! Me encanta cuando tu padre te avisa que las vacas no os atacarán si no las molestáis...gran lección, que de padres a hijos se transmite, cuando nos sentimos asustadas por cualquier bichito o animal... Muchas fuerzas pareja!!!!
    Noemí

    ResponderEliminar
  2. Noemi guapa!! Si si,fue una escena cómica pero los progenitores siempre están ahí para protegerte de cualquier cosa...Gracias!

    ResponderEliminar